miércoles, 25 de octubre de 2023

Un escritor, además de escribir, ¿tiene que ser empresario?




   Hace poco dejé un comentario en la página de un conocido agente literario, quien habitualmente permite comentarios a sus interesantes posts, incluso los que son poco amables. Por algún motivo, algún tiempo después de que yo escribiera, todos los comentarios que había para ese post en particular desaparecieron. Y ahora he decidido colgarlo en este blog, porque expresa con sinceridad mis pesares como escritora. 

  Una de las afirmaciones del artículo que comenté (el cual se refería a la dificultad para publicar por parte de los escritores inéditos) decía que los rechazos por parte de las editoriales no deberían constituir un problema para el escritor, que deberían ser algo a tomar como algo habitual e inevitable. A esto respondí:

   El rechazo me dejó sin deseos de seguir intentando. Porque no se trata de que me rechazaron,  sino del modo en que lo hicieron. Me trataron mal,  y esto, que conté en uno de mis blogs (sin dar nombres para conservar la actitud ética que ellos no tuvieron) me quitó el impulso para seguir insistiendo. 

Mi experiencia con las editoriales

http://creadoresmisticosytransmutantes.blogspot.com

   Los únicos buenos recuerdos de mi contacto con la industria editorial (y hace de eso más de veinte años) son de un agente literario a quien escribí preguntándole si podía enviarle mi manuscrito y de un par de editoriales españolas. Éstas enviaron gentiles cartas de rechazo (todavía eran los tiempos del correo postal) y el agente literario envió cuatro carillas con consejos acerca de cómo hacer una propuesta a las editoriales. Y supongo que todas (o casi todas) las personas que escribimos a este agente literario recibimos de él esas cuatro carillas. Me pareció un gesto amable, una  respuesta que nos tenía en cuenta e intentaba ayudarnos.

   En otra parte del post, su autor afirmaba que encontrar editorial, aunque no nos guste a los escritores, es un trabajo más. Y este fue mi comentario:   

   El problema es que no todos somos hábiles para resolver ciertos asuntos de la vida. Encontrar editorial, ofrecer nuestros libros, lidiar con los editores, etc. etc., requiere cierta capacidad que no todos tenemos o sabemos manejar con pericia. Y menos cuando la experiencia inicial nos ha dejado sin deseos de continuar. Justamente para eso están los intermediarios, pero hoy en día hasta los intermediarios están abrumados con las propuestas y ponen muchas barreras. 

  Empecé a escribir novelas tarde, aunque la vocación estaba en mí desde la infancia. Estaba ocupada con otras cosas, lo cual fue afortunado, porque son esas cosas las que me nutrieron y enseñaron lo que ahora puedo transmitir en mis novelas. 

   Y no me cuesta nada escribir una novela. Cuando lo hago la inspiración fluye y me siento enormemente feliz. Además,  trabajo tres o más años en cada una, a tiempo completo, corrigiendo y puliendo sin cesar, e  incluso esa etapa me da felicidad. 

  Pero no puedo lidiar con editoriales, propuestas, negociaciones y ese  “largo etcétera”. Aparte de tener mucho en contra: el género en el cual escribo (Visionary Fiction, que yo llamo Ficción Espiritual en mis blogs),  mi avanzada edad… Sin embargo, no pierdo las esperanzas. Y confío en que algún día mis criaturas se abrirán camino, aunque este cuerpo ya no esté.

   Y el comentario terminaba con un agradecimiento para el autor del post,  quien es el mismo agente literario al que hice referencia. 

  Desde luego, es un asunto que se presta a polémica. Y no voy a iniciarla ni ahora ni aquí. Sólo quise transmitir un testimonio. 


   

  


lunes, 22 de marzo de 2021

Hay más escritores que lectores

 


   ¿Será verdad que hoy en día son más los que escriben libros que los que los leen? Leyendo los testimonios de escritores y también de editores, agentes literarios y críticos, me encontré más de una vez con la declaración de que hoy en día son más los que escriben que los que leen. Nunca vi cifras que respalden esta afirmación, y es posible que peque de exagerada, pero lo real es que (y esto sí está respaldado por cifras), los que leen libros son cada vez menos y los que los escriben son cada vez más. 

   Intrigada, empecé a investigar por qué se da este fenómeno… Y me centré sobretodo en la escritura de novelas. 

   Hace muchas décadas, cuando la gente leía para entretenerse, porque el cine recién comenzaba, la televisión no se había entronizado en nuestros hogares y no existían  aún los absorbentes aparatitos que nos conectan con los demás de la mañana a la noche, en esos lejanos tiempos (realmente, muy lejanos), la tarea de escribir novelas era una actividad muy respetada. Las novelas tenían un público masivo y cualquier persona con un mínimo nivel cultural leía novelas. Era muchas veces la lectura nocturna, ya en la cama, antes de apagar la luz. Yo misma lo he vivido, en mi infancia. Poner el velador en el suelo, porque había que apagar la luz a las diez, y seguir leyendo novelas que me apasionaban y que no podía dejar, sin haber al menos completado ese capítulo. Y recuerdo que cuando leía “José Bálsamo”, una novela apasionante de Alejandro Dumas, era tanta mi desesperación por leer, que ante la prohibición parental, me conseguí una linterna y leía bajo las sábanas, alumbrada por la misma.   

   Hoy en día todo eso ha desaparecido, porque para la mayoría de la gente es más atractivo el entretenimiento audiovisual. 

  Sin embargo, y paradójicamente,  hoy en día es más fácil escribir una novela. No me refiero a escribirla bien, porque para eso se necesitan muchas cosas: talento, ideas, experiencias, cultura, imaginación, destreza en el manejo del lenguaje… Pero escribirla sin demasiadas pretensiones y publicarla, nunca se mostró tan fácil como en nuestros días. En otros tiempos, sólo escribíamos en papel y requería de mucho trabajo. Yo misma trabajé muchísimo en mi primera novela, porque la escribí en una máquina de escribir tradicional y la corrección (hecha en varias etapas) me obligó a muchas maniobras, desde reescribir todo un capítulo, o recortar y pegar (con tijera, cola y cintas adhesivas).  Qué lejano parece todo eso, aunque en número de años no hace tanto. Pero así de rápido avanza lo tecnológico. Hoy en día son cada vez más los que tienen una computadora. Y nada más fácil que escribir y corregir en ella, sobre lo cual no me extenderé, porque supongo que casi todos lo saben. 

 El soporte digital (computadoras, tablets y teléfonos) y la comunicación digital,  están generando que la mayoría de la gente escriba, al menos mensajes y comentarios variados en las redes sociales. Por lo cual, el primer impulso hacia el acto de escribir se está convirtiendo en un asunto cotidiano. 

  Corregir y editar, por otra parte, cuenta con un creciente número de expertos que por una suma de dinero hacen ese trabajo. Así que el escritor novato puede recurrir a ellos para que pulan y perfeccionen el material en bruto del que es autor. 

 En cuanto a la publicación, si bien es cada vez más difícil el ingreso al mundo editorial tradicional (una editorial que pague la edición y  promocione el libro), el cual está (al menos en nuestro idioma) en manos de dos gigantescas multinacionales de la edición (las cuales han comprado al resto de las editoriales) y de un cierto número de  editoriales pequeñas e independientes (un fenómeno con características propias), el espacio que le queda al que escribe es auto publicarse. Y esto es lo que hacen la mayoría de los escritores noveles, se autopublican, lo cual en muchos casos no implica invertir dinero (sí, trabajo) y lo cual significa que cualquiera puede publicar. En una mega empresa on line que no nombraré, pero que todos conocen, además de venderse toda clase de artículos se venden libros, en todos los formatos.  Y publicar un ebook allí es gratis. Claro que hay millones de títulos y no es fácil que un escritor desconocido se abra camino y consiga que lo lean, pero… si sabe manejar con habilidad los aspectos promocionales (esto es lo principal), puede lograr que su novela se lea. Y unos pocos, muy pocos, pueden incluso lograr que una editorial los descubra y decida publicar sus libros. 

   Todo esto está creciendo de tal manera, que incluso las grandes editoriales están abriendo espacios para la autopublicación. Claro que  publicar en ellas supone tener una situación económica muy holgada, porque los aranceles son prohibitivos. 

  Sintetizando, nada impide que alguien se sienta a escribir y se autopublique. Y el número de los que escriben no para de crecer. En espacios como la red social Quora, continuamente me presentan preguntas en las que me piden recetas para escribir (y eso que soy una escritora casi desconocida). Recetas para empezar un cuento o una novela, recetas para inspirarse, recetas para inventar personajes, etc. etc. etc.   

    No puedo negar que escribir es maravilloso. Es un acto creativo, y al escribir una novela nos convertimos en dioses, creando mundos de ficción que salen de nuestra imaginación más profunda. Pero una cosa es escribir y sentirnos muy bien al hacerlo, y otra cosa es conseguir a partir de eso el éxito, el dinero, la fama, y todas esas cosas con las que (por lo general) sueñan los novelistas que recién empiezan. 

   Conclusiones:

   Se escribe cada vez más, porque desde un punto de vista formal, escribir y publicar es cada vez más fácil. 

  Pero teniendo en cuenta que aunque es fácil, el éxito y conseguir que te lean es muy, pero muy difícil, mi consejo es:

  Escribe solamente si te apasiona hacerlo. Si eres feliz cuando escribes. Si más allá del éxito o el fracaso, no puedes vivir sin escribir. 




lunes, 19 de octubre de 2020

Corregir



   Desde hace incontables meses, estoy corrigiendo mi última novela. Es un trabajo interminable, que a veces me agota… Pero sé que es importantísimo. Es increíble como cambia una historia según la forma en que es narrada. Una historia mal contada, por interesante que sea, causa rechazo en el lector. Y es igualmente cierto lo contrario: una historia insubstancial logra trascendencia si está bien contada.  
   Y por corregir no me refiero solamente al estilo y la gramática. Como parte de la corrección, reescribimos una y otra vez, perfeccionando la forma en que hemos narrado. Las sucesivas lecturas del texto, nos permiten descubrir todo tipo de fallas que durante el acto creativo pasamos por alto. En cada corrección reestructuramos la historia, cambiando fragmentos de lugar, agregando frases necesarias que le aportan riqueza, colorido o mayor comprensión, y quitando lo que sobra, que la hace pesada o repetitiva. Descubrimos incoherencias, errores de fondo, todo tipo de impurezas… Como si nuestra historia fuera un diamante en bruto, al que hay que pulir y dar forma innumerables veces, tallar y tallar, hasta que alcance la perfección. 
  Esto nos lleva al tema del fondo y la forma, y de su mayor o menor importancia relativa. Mi opinión es que ambos son igualmente importantes, y que es imposible separarlos. Una ficción toma vida a través de la forma que el autor usa para expresarla, y por muy original, atractiva y entretenida que sea la trama, si no está transmitida de una forma impecable, perderá por completo su fuerza y encanto frente al lector. 
   Algunos escritores y escritoras jóvenes, sobre todo los indies (independientes), no toman demasiada conciencia de esto y corrigen muy poco, publicando textos que en algunos casos son impresentables. Ya me he topado con algunos, imposibles de leer, aunque las ideas por detrás eran interesantes. Y sé que muchos editores del mercado editorial tradicional se quejan de la incorrección de los textos que reciben: desprolijos y defectuosos en el estilo, y con terribles faltas gramaticales y sintácticas.
   Tenemos que corregir mucho  y sólo terminar de hacerlo cuando al leer nuestra obra no querramos cambiar ni siquiera una coma. Los grandes escritores siempre han corregido, ninguno ha eludido esta fase del trabajo, y algunos confiesan que nunca se termina de corregir. Juan Marsé, novelista español, declara que este trabajo nunca termina y que aprovecha cada reedición de sus novelas para volver a corregir. Sin embargo, supongo que para los que llevan muchísimos años como escritores la tarea es más fácil. Como en toda actividad, la experiencia enseña y con los años se aprende. Pero igual hay que corregir. 
    Y es importante dejar pasar un tiempo entre corrección y corrección. Porque llega un momento en que ya no tenemos perspectiva en relación al texto, y necesitamos una pausa más o menos larga antes de retomarlo. 
  Por eso, mi consejo, es:
   Corrige… Corrige… Corrige

Antiguas preguntas, respuestas perdurables (2)



   Este post completa el publicado con el mismo título en el blog Vivencias de una peregrina,
                             http://creadoresmisticosytransmutantes.blogspot.com

Las tres novelas mencionadas en este post, están disponibles para su lectura gratuita en los siguientes blogs:

http://novelatarot.blogspot.com

http://ahoraonuncaelfindelasprofecias.blogspot.com

http://peregrinasyperegrinos.blogspot.com



.¿Cómo empezaste a escribir? 

   Siempre fui una gran lectora y por eso escribía muy bien cuando era niña. Tenía las mejores notas en lengua y literatura y las ayudaba a mis compañeras de escuela a redactar. Incluso escribí una pequeña obra de teatro, que representamos en una fiesta escolar.  Durante mi juventud escribía cuentos y poesías, y me daba un gran placer hacerlo. Pero pronto comprendí que no tenía nada para decir y dejé de escribir, aunque siempre continué leyendo.
   Después de muchísimos años, llegué a una situación de estancamiento en mi vida. Sentía que tenía que hacer otra cosa, pero no la descubría. Entonces hice un viaje (viajar siempre me desbloquea), y visité a un poderoso sanador. Quince días después, desperté por la mañana con una certeza: tenía que ponerme a escribir. Entonces participé de un taller literario que me dio seguridad, leí muchos libros de preceptiva literaria, y comencé a escribir mi primera novela:  Violeta y el Camino de los 22 Arcanos. 

. ¿Qué género es tu favorito? 

    La novela, y prefiero el realismo. En mis novelas trato de acentuar ese realismo, para dejar bien claro que las experiencias espirituales de algunos personajes no son fantasías, sino experiencias transpersonales que todos podemos tener. 

. ¿En lo más profundo de tu motivación, para quién escribes?

   En lo más profundo, y en lo menos profundo, escribo para mis potenciales lectores, o sea: personas a quienes interesen mis temas, mi estilo, mis personajes...  Y supongo que  todos los que escribimos queremos eso: que nos lean y que les guste. 
   Y me motiva transmitir lo que he comprendido en mis largos años de búsqueda espiritual. Mis novelas siempre tienen mensajes, y estos son casi siempre muy explícitos. Pero procuro que sean entretenidas y que los mensajes no cansen o aburran, y que  estén entretejidos en la trama, en el desarrollo de la historia. 
   En "Violeta y el Camino de los 22 Arcanos"  reproduzco un camino de búsqueda espiritual, un proceso de crecimiento y transformación.  Y sugiero que es un camino abierto para todos y que puede traer mucha plenitud a nuestras vidas. Y esto es  absolutamente cierto, al menos en mi caso y en el de muchas personas que conozco íntimamente.  
   En "Ahora o Nunca. El fin de las profecías" hay muchos temas, dado que son varios personajes centrales, de edades y ocupaciones muy diferentes. La cuestión moral es muy importante y también la necesidad de darle a nuestras vidas un rumbo más satisfactorio y pleno.  
   "Peregrina en la India" es el viaje, en busca de respuestas, de una chica argentina en la India. Sus experiencias y comprensiones, su encuentro con maestros y enseñanzas, y también con diferentes personas (no sólo de la India), se entretejen a lo largo de la trama. Algunos fragmentos aparecen en el blog del mismo nombre, y también hay un fragmento (en inglés) en la página "Oblates of Shantivanam". 

. ¿Qué escritores conocidos son los que más admiras?

   Muchísimos, porque siempre leí mucho, aunque como lectora tuve diferentes etapas. De niña y adolescente, leía lo que estaba en la biblioteca de mis padres, muy buenos libros por cierto. De joven me atrapó el boom latinoamericano: García Márquez, Fuentes, Rulfo, Vargas Llosa, Roa Bastos, Carpentier, estaban entre mis favoritos, y por supuesto mis compatriotas Cortázar, Sábato y Borges. Pero continué leyendo a los grandes escritores que ya había conocido en la adolescencia: Tolstoi, Chejov, Maupassant, Mann, Kafka, Hesse, Baroja, Galdós, Somerset Maugham, Hemingway, y muchísimos otros que no menciono, porque la lista sería demasiado larga. 
   Cuando desperté a lo espiritual, dejé de leer ficción y me sumergí en innumerables lecturas esotéricas y espirituales que saciaron mi sed de comprensión. Ocasionalmente tuve encuentros con la nueva literatura afín a esa temática, como Bach, Barrios, el singular Kerouac, o novelas más antiguas como las de Dion Fortune.  

. ¿Cuáles son, según tú, los ingredientes básicos de una historia?

   Que esté bien narrada, que atrape, que transmita algo, que emocione y que “toque” (no encuentro palabra mejor) al lector. Las novelas que más recuerdo me tocaron  y nunca las olvidé. Afinando podría decir: que el tema interese al lector, por eso las historias tienen que encontrar sus lectores. En cuanto a lo que significa bien narrada o  bien escrita, hay diferentes opiniones acerca de esto. La percepción de una obra de arte es muy subjetiva, y por eso tantos escritores que luego fueron reconocidos como genios literarios, padecieron al principio el rechazo de las editoriales. Hemingway es un ejemplo. En mi caso particular, bien escrito significa decoroso, lo cual no está reñido con la sencillez. Deliberadamente uso un lenguaje llano en mis novelas, porque no están dirigidas únicamente a personas con cultura literaria. Pero intento (y creo que lo consigo) respetar al idioma que empleo: el  hermoso castellano. 

.¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Qué ocurre antes de sentarte a escribir? 

   Primero dejo que fluya la inspiración: van apareciendo ideas, se van enredando solas, no es un proceso consciente ni me genera esfuerzo. Escribo toda la novela sin prestar atención a los aspectos formales, solamente a la trama, al desarrollo de la historia,  a la creación de los personajes. Después de terminada esa etapa, empiezo a trabajar el material, corrijo y vuelvo a corregir numerosas veces, cambio, mejoro, elimino y agrego. 
  ¿Antes de sentarme?... No ocurre nada especial. Me despierto con ganas de escribir, y si no hay otra cosa más urgente, me siento y escribo.

.¿De qué te rodeas en tu estudio de trabajo para favorecer tu concentración?

   Me ayuda el silencio, aunque a veces pongo música que sintonice con lo que estoy escribiendo. Para lo muy trascendente: música clásica o new age. Para las escenas románticas: la bossa nova brasilera o boleros.

. ¿Qué hace que un personaje resulte creíble? ¿cómo creas los tuyos?

   ¿Un personaje creíble?: pues lo más parecido a cualquiera que podamos encontrar por ahí. Y no siento que los creo, aparecen creados, enteros desde el principio, aunque luego tengo que ajustar la narración para que no hagan o digan cosas incoherentes con lo que son. 

.¿Crees que ya has encontrado "tu voz" o eso es algo que se está eternamente buscando?

   Sí, creo que  encontré mi voz... Lo que necesito ahora es encontrar a muchas y muchos que la escuchen.



miércoles, 30 de septiembre de 2020

Para los escritores indies (independientes) no es fácil llegar al público


   En el año 2009 empecé mi aventura como escritora independiente haciendo una impresión en papel de mi primera novela y el manual. Fue una alegría ver el libro impreso, aunque luego vinieron las inevitables frustraciones, porque la distribución en librerías está prácticamente cerrada para nosotros.

   Si miramos las estanterías y mesas de cualquier librería veremos solamente los títulos de las grandes editoriales. Los libreros raramente reciben un libro de autor independiente, excepto si es un amigo, e incluso los libros de editoriales pequeñas están escondidos en algún estante, no en los lugares más visibles o en los escaparates. Por supuesto hay excepciones a esto, pero la norma es la que acabo de exponer.

   Puede haber salidas que parten de un esfuerzo cooperativo, como el de algunos escritores en España, que crean redes de distribución alternativas. Pero España es un país pequeño y es más fácil el contacto con las librerías de las principales ciudades. No sucede lo mismo en la Argentina y en la mayoría de los países de América Latina, donde las distancias son enormes. En nuestro país hay iniciativas  como la de la FLIA (Feria del Libro Alternativo), promovida por jóvenes escritores, pero la distribución de sus libros no llega a los circuitos comerciales de distribución, se mantiene en circuitos alternativos, por lo cual su alcance es reducido.

  Cuando colgué mis libros en la web (a partir del año 2012), luego de la euforia inicial, estuvieron los hechos. La mayoría de la gente sigue prefiriendo leer en papel… Publicar ebooks es algo que recién empieza, y los portales que permiten la autopublicación a los indies son poquísimos y en castellano menos aún. En una empresa como Amazon (donde estaban mis libros hasta hace unos años),  es tan abrumadora y creciente la cantidad de obras en oferta, tanto de independientes como de editoriales, que es muy difícil lograr una buena visibilidad, y los que la consiguen son muy pocos y debido a que son muy hábiles en la promoción.

   Sin embargo, a pesar de esta visión realista acerca de la autopublicación, es una suerte que ésta sea posible. Para cualquier escritor, publicar su libro para que lo lean es prioritario. Y la autopublicación, más allá de sus actuales límites, lo permite.


  

  


viernes, 6 de octubre de 2017

Facebook lo programa, y algunos usuarios se aprovechan

               

           Hace mucho que no entraba en este blog, y para variar lo hago para quejarme. Dentro de los cambios de los últimos años en Facebook está la facilidad de convertir a los perfiles en páginas y a los amigos en seguidores. Y cada vez es mayor el número de personas que lo hacen, pero de un modo que me parece carente de todo respeto a los demás.
           Si yo acepto a una persona como amiga (o incluso si yo la solicité como tal) y más adelante esta persona, sin avisarme y apenas con algunos clics, me convierte en seguidora de su página personal, me está faltando el respeto. Muy distinto sería si dicha persona me enviara un mensaje, notificándome que su perfil va a convertirse en página y que yo automáticamente pasaré a ser su seguidora, añadiendo en su mensaje: "Si no estás de acuerdo lo entenderé y si quieres borrarte lo aceptaré. Gracias por haber sido mi amiga y muchos saludos".
             Eso sería lo correcto, pero nadie lo hace.  Es cada vez más frecuente que al revisar la lista de lo que "me gusta", descubra que me gustan páginas que nunca elegí.
              Si esto sigue así me quedaré sin los amigos virtuales de Facebook (no sin los verdaderos amigos), porque esto sucede con una frecuencia cada vez mayor.
                                               
                   

miércoles, 9 de septiembre de 2015

El respeto a los demás en las redes sociales (2)

 

   Siguen mis sorpresas frente a las actitudes de algunos internautas. 
   En Google +, aparezco como seguidora o conocida de personas que nunca elegí marcar en esas categorías. Como lo hacen no lo sé, supongo que hay trucos y tretas, pero me parece inadmisible y tramposo. 
   En Facebook, a pesar de que “teóricamente” los perfiles no deben ser falsos, lo real es que son cada vez más los perfiles anónimos. O sea: personas que no se sabe realmente quienes son. La foto del perfil es un dibujo o animalito o …. , no hay nada que identifique a esa persona, y todo eso, que en última instancia si Facebook lo permite a mí no me afecta, no les impide mandar solicitudes de amistad. 
   ¿Cuál es el juego? 
   Creo que las redes sociales se están convirtiendo en un campo peligroso para los incautos, que son la mayoría. Porque aunque Facebook y las demás redes posibilitan configurar cierta privacidad en el perfil, la mayoría de la gente no lo tiene en cuenta. Y cualquiera puede acceder a toda clase de información sobre las personas, ver las fotos de sus familiares, saber dónde viven y muchos otros datos. 
   Sería interesante tomar conciencia de esto, porque después puede haber sorpresas desagradables. 

jueves, 18 de junio de 2015

El respeto a los demás en las redes sociales


  Las redes sociales permiten a veces –mediante sus programas- ciertas maniobras que aunque altamente provechosas desde un punto de vista promocional  son, al ser usadas sin delicadeza, una completa falta de respeto hacia los demás. Y si se trata de Facebook esto significa hacia los que son nuestros amigos virtuales. 
   Ya van dos veces que aparece en mi perfil que me gusta una página a la cual nunca le puse un “me gusta”. Al investigar el asunto me enteré que Facebook permite convertir un perfil en página, y mediante esa acción, todos nuestros amigos pasan automáticamente a ser fans. Y esto puede hacerse sin una solicitud previa o alguna comunicación que les pregunte  si estarían dispuestos a convertirse en nuestros fans. 
   Porque no es lo mismo una categoría que la otra… 
  Y esto conduce a que los muchísimos fans de una página no impliquen mérito auténtico.  En Facebook se llega a un gran número de fans con gran esfuerzo o si no pagando publicidad, pero ahora resulta que también con triquiñuelas como la expuesta. Los amigos que de buena fe pidieron o aceptaron serlo, pasan a otra categoría, y un perfil con gran cantidad de amigos (lo cual implica trabajo y perseverancia) pasa a convertirse en un página con gran cantidad de seguidores. O sea: lanzamiento instantáneo de la página y de su nombre (sea una persona o marca o ambas cosas), en este mundo de tantas cosas instantáneas.  
  Google también permite manejos confusos en las categorías. Si tienes un perfil en Google plus puedes convertir a la gente que está en tus círculos en seguidores de tu blog, y recientemente descubrí una nueva aplicación que permite convertir a tus conocidos en seguidores de un tema que lideras. Todo esto, por supuesto, sin que el interesado se entere.
  Otras redes también juegan con esto… Goodreads, una excelentísima red social de recomendación de libros, recientemente comprada por Amazon, repentinamente convirtió a los amigos en seguidores, y hay una cierta confusión en el traspaso de una categoría a la otra. 
   Pero en realidad, un amigo o conocido no es lo mismo que un seguidor o fan. Y la gente sigue a otros y a sus páginas, sólo cuando  siente esto de verdad, ya sea por que le gustan esas páginas y sus contenidos, o porque le sirven. Siempre hay algún motivo...
   Pero parece que las empresas de Internet están interesadas en que seamos "seguidores" de un modo compulsivo, lo cual he podido comprobar cada vez que abro un perfil en algún espacio nuevo… Todos insisten con la categoría de “seguidor”, aunque no todos deseamos entrar en esa categoría. 
  Y este tipo de maniobras en las cuales cambiamos la categoría de los demás sin aviso previo (aunque el sistema lo permita, o incluso lo aliente),  es pasar por encima de los demás y de sus decisiones. Es una completa falta de respeto.
   Y opino que el respeto hacia los demás, es una obligación no solamente en la vida real, sino también en la vida virtual. 

Un escritor, además de escribir, ¿tiene que ser empresario?

   Hace poco dejé un comentario en la página de un conocido agente literario, quien habitualmente permite comentarios a sus interesantes pos...