lunes, 22 de marzo de 2021

Hay más escritores que lectores

 


   ¿Será verdad que hoy en día son más los que escriben libros que los que los leen? Leyendo los testimonios de escritores y también de editores, agentes literarios y críticos, me encontré más de una vez con la declaración de que hoy en día son más los que escriben que los que leen. Nunca vi cifras que respalden esta afirmación, y es posible que peque de exagerada, pero lo real es que (y esto sí está respaldado por cifras), los que leen libros son cada vez menos y los que los escriben son cada vez más. 

   Intrigada, empecé a investigar por qué se da este fenómeno… Y me centré sobretodo en la escritura de novelas. 

   Hace muchas décadas, cuando la gente leía para entretenerse, porque el cine recién comenzaba, la televisión no se había entronizado en nuestros hogares y no existían  aún los absorbentes aparatitos que nos conectan con los demás de la mañana a la noche, en esos lejanos tiempos (realmente, muy lejanos), la tarea de escribir novelas era una actividad muy respetada. Las novelas tenían un público masivo y cualquier persona con un mínimo nivel cultural leía novelas. Era muchas veces la lectura nocturna, ya en la cama, antes de apagar la luz. Yo misma lo he vivido, en mi infancia. Poner el velador en el suelo, porque había que apagar la luz a las diez, y seguir leyendo novelas que me apasionaban y que no podía dejar, sin haber al menos completado ese capítulo. Y recuerdo que cuando leía “José Bálsamo”, una novela apasionante de Alejandro Dumas, era tanta mi desesperación por leer, que ante la prohibición parental, me conseguí una linterna y leía bajo las sábanas, alumbrada por la misma.   

   Hoy en día todo eso ha desaparecido, porque para la mayoría de la gente es más atractivo el entretenimiento audiovisual. 

  Sin embargo, y paradójicamente,  hoy en día es más fácil escribir una novela. No me refiero a escribirla bien, porque para eso se necesitan muchas cosas: talento, ideas, experiencias, cultura, imaginación, destreza en el manejo del lenguaje… Pero escribirla sin demasiadas pretensiones y publicarla, nunca se mostró tan fácil como en nuestros días. En otros tiempos, sólo escribíamos en papel y requería de mucho trabajo. Yo misma trabajé muchísimo en mi primera novela, porque la escribí en una máquina de escribir tradicional y la corrección (hecha en varias etapas) me obligó a muchas maniobras, desde reescribir todo un capítulo, o recortar y pegar (con tijera, cola y cintas adhesivas).  Qué lejano parece todo eso, aunque en número de años no hace tanto. Pero así de rápido avanza lo tecnológico. Hoy en día son cada vez más los que tienen una computadora. Y nada más fácil que escribir y corregir en ella, sobre lo cual no me extenderé, porque supongo que casi todos lo saben. 

 El soporte digital (computadoras, tablets y teléfonos) y la comunicación digital,  están generando que la mayoría de la gente escriba, al menos mensajes y comentarios variados en las redes sociales. Por lo cual, el primer impulso hacia el acto de escribir se está convirtiendo en un asunto cotidiano. 

  Corregir y editar, por otra parte, cuenta con un creciente número de expertos que por una suma de dinero hacen ese trabajo. Así que el escritor novato puede recurrir a ellos para que pulan y perfeccionen el material en bruto del que es autor. 

 En cuanto a la publicación, si bien es cada vez más difícil el ingreso al mundo editorial tradicional (una editorial que pague la edición y  promocione el libro), el cual está (al menos en nuestro idioma) en manos de dos gigantescas multinacionales de la edición (las cuales han comprado al resto de las editoriales) y de un cierto número de  editoriales pequeñas e independientes (un fenómeno con características propias), el espacio que le queda al que escribe es auto publicarse. Y esto es lo que hacen la mayoría de los escritores noveles, se autopublican, lo cual en muchos casos no implica invertir dinero (sí, trabajo) y lo cual significa que cualquiera puede publicar. En una mega empresa on line que no nombraré, pero que todos conocen, además de venderse toda clase de artículos se venden libros, en todos los formatos.  Y publicar un ebook allí es gratis. Claro que hay millones de títulos y no es fácil que un escritor desconocido se abra camino y consiga que lo lean, pero… si sabe manejar con habilidad los aspectos promocionales (esto es lo principal), puede lograr que su novela se lea. Y unos pocos, muy pocos, pueden incluso lograr que una editorial los descubra y decida publicar sus libros. 

   Todo esto está creciendo de tal manera, que incluso las grandes editoriales están abriendo espacios para la autopublicación. Claro que  publicar en ellas supone tener una situación económica muy holgada, porque los aranceles son prohibitivos. 

  Sintetizando, nada impide que alguien se sienta a escribir y se autopublique. Y el número de los que escriben no para de crecer. En espacios como la red social Quora, continuamente me presentan preguntas en las que me piden recetas para escribir (y eso que soy una escritora casi desconocida). Recetas para empezar un cuento o una novela, recetas para inspirarse, recetas para inventar personajes, etc. etc. etc.   

    No puedo negar que escribir es maravilloso. Es un acto creativo, y al escribir una novela nos convertimos en dioses, creando mundos de ficción que salen de nuestra imaginación más profunda. Pero una cosa es escribir y sentirnos muy bien al hacerlo, y otra cosa es conseguir a partir de eso el éxito, el dinero, la fama, y todas esas cosas con las que (por lo general) sueñan los novelistas que recién empiezan. 

   Conclusiones:

   Se escribe cada vez más, porque desde un punto de vista formal, escribir y publicar es cada vez más fácil. 

  Pero teniendo en cuenta que aunque es fácil, el éxito y conseguir que te lean es muy, pero muy difícil, mi consejo es:

  Escribe solamente si te apasiona hacerlo. Si eres feliz cuando escribes. Si más allá del éxito o el fracaso, no puedes vivir sin escribir. 




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