En el año
2009 empecé mi aventura como escritora independiente haciendo una impresión en
papel de mi primera novela y el manual. Fue una alegría ver el libro impreso,
aunque luego vinieron las inevitables frustraciones, porque la distribución en
librerías está prácticamente cerrada para nosotros.
Si miramos
las estanterías y mesas de cualquier librería veremos solamente los títulos de
las grandes editoriales. Los libreros raramente reciben un libro de autor
independiente, excepto si es un amigo, e incluso los libros de editoriales
pequeñas están escondidos en algún estante, no en los lugares más visibles o en
los escaparates. Por supuesto hay excepciones a esto, pero la norma es la que
acabo de exponer.
Puede haber
salidas que parten de un esfuerzo cooperativo, como el de algunos escritores en
España, que crean redes de distribución alternativas. Pero España es un país
pequeño y es más fácil el contacto con las librerías de las principales
ciudades. No sucede lo mismo en la Argentina y en la mayoría de los países de América
Latina, donde las distancias son enormes. En nuestro país hay iniciativas como la de la FLIA (Feria del Libro
Alternativo), promovida por jóvenes escritores, pero la distribución de sus
libros no llega a los circuitos comerciales de distribución, se mantiene en
circuitos alternativos, por lo cual su alcance es reducido.
Cuando colgué
mis libros en la web (a partir del año 2012), luego de la euforia inicial, estuvieron
los hechos. La mayoría de la gente sigue prefiriendo leer en papel… Publicar
ebooks es algo que recién empieza, y los portales que permiten la autopublicación
a los indies son poquísimos y en castellano menos aún. En una empresa como Amazon
(donde estaban mis libros hasta hace unos años), es tan abrumadora y creciente la cantidad de obras en
oferta, tanto de independientes como de editoriales, que es muy difícil lograr
una buena visibilidad, y los que la consiguen son muy pocos y debido a que son muy hábiles en la promoción.
Sin embargo,
a pesar de esta visión realista acerca de la autopublicación, es una suerte que
ésta sea posible. Para cualquier escritor, publicar su libro para que lo lean
es prioritario. Y la autopublicación, más allá de sus actuales límites, lo
permite.